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miércoles

LA NARIZ

A pesar de su propuesta provocativa, El perfume, novela de Patrick Süskind, no se pudo librar de la tiranía de la vista. Las letras impresas en la página fueron percibidas por los lectores a través de los ojos; y la película basada en la novela llevó a sus últimas consecuencias esta contradicción: se leen y se ven los olores en los libros y en las pantallas, no se huelen. Por eso, al estar yo en la sala de cine apreciando el magnífico trabajo de cámaras y el manejo de colores tuve el imposible deseo de percibir con el olfato las fragancias producidas en las perfumerías del siglo XVIII.

1 comments:

kuddos dijo...

En Japón ya hay cines donde la butaca de enfrente suelta el aroma respectivo de la escena para que la persona sentada detras lo pueda oler. Mas no se siquiera si se haya exhibido esta pelicula allá.


kuddos