CARTA

Estimada Altanera:

Estoy muy sentido contigo. No nos hemos podido ver y me siento triste, acongojado, apesadumbrado, agüitado.

Te cotizas demasiado. Ciertamente eres bonita: Dios y la naturaleza te dieron todo, lo pusieron donde debía ir y lo mantienen firme. Es cierto, asimismo, que eres amable, simpática, educada, inteligente y muchas cosas más. Es cierto, por último, que tienes una sonrisa preciosa y unos ojos hermosos.

Todo eso es cierto. Pero tal verdad patente no te da derecho a que te pongas tus moños y que te muestres tan desdeñosa y altiva conmigo. Si no solucionas esta situación de inmediato, iré con mi queja a la Comisión Nacional de Derechos Humanos o bien ante el Presidente Legítimo o a donde sea.

Quien te quiere, te aprecia, y está muy sentido contigo,

Grover