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viernes

LOS AMIGOS

En el prólogo al Decamerón, Giovanni Boccaccio confiesa con gran candidez: "Humana cosa es tener compasión de los afligidos, y aunque a todos conviene sentirla, más propio es que la sientan aquéllos que ya han tenido menester de consuelo y lo han encontrado en otros: entre los cuales, si hubo alguien de él necesitado o le fue querido o ya de él recibió el contento, me cuento yo."

Enseguida narra cómo la ayuda externa le permitió sobrellevar un rompimiento amoroso especialmente difícil: "Y en aquella angustia tanto alivio me procuraron las afables razones de algún amigo y sus loables consuelos, que tengo la opinión firmísima de que por haberme sucedido así no estoy muerto."